A ti que no crees en Cristo - Iglesia Eben-Ezer

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A ti que no crees en Cristo

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A ti que no crees en Cristo

¡Claro que no! ¿Y por qué habías de creer en algo que no ves ni puedes comprobar? Aquello de “creer lo que no vimos”, ya está trasnochado. Y hoy yo estoy bien convencido que nada debemos creer si no podemos verlo o comprobarlo.

Si yo digo que creo en Dios, es porque puedo verlo o puedo comprobarlo. De otra forma no creería.

Cuando leo en la Biblia que “Dios es amor”, me doy cuenta que puedo verlo y comprobarlo. Si; hoy yo creo en el Dios del amor, de la paz, de la fraternidad. ¡En ese Dios si que creo!

Y cuando pienso en las inundaciones de Centroamérica y las catástrofes de Mozambique y veo tanto dolor y desolación, pienso: “Dios, mi Dios de amor, no está ahí”. Pero cuando después veo tantos corazones generosos dando lo mejor de sí mismos para ayudar a tantos desvalidos, entonces digo:

“Si, ahí está mi Dios de Amor”

Y cuando en los conflictos bélicos aparece un moderador para llevar la paz a aquel pueblo martirizado, también digo: “Si, ahí está mi Dios de la Paz”. Y cuando veo al dulce payaso alegrando los rostros de los niños, digo también: “Ahí está el Dios de la Alegría.”

¡ Claro que si ! Después de tantos años de estar engañado con un dios religioso, el Dios verdadero ¡el único!, me ha mostrado que El no es así. Que Dios lo es del amor, de la paz, de la vida, de la fraternidad.

Dios es el inspirador del bien.

A eso precisamente ha venido Cristo: a traernos la paz, la alegría y la libertad. A entregarnos todo su amor y a pedirnos que nos amáramos de todo corazón.

¡Ese es mi Cristo! y ¡ese es mi Dios!

¡Y ese puede ser tu Cristo y tu Dios!