Adorando a un Cristo muerto - Iglesia Eben-Ezer

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Adorando a un Cristo muerto

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¡ ADORANDO A UN CRISTO MUERTO !

El cristiano suele tener la tendencia de recordar a Cristo, mientras andaba por este mundo: Jerusalén, Nazareth, Capernaún, etc., etc. y también recordarle en sus obras, sanando ciegos, paralíticos, endemoniados etc.
Y no está mal. ¿Cómo podríamos si no, asumir sus enseñanzas que él nos dio a lo largo de su vida aquí? El es nuestro Maestro y de él tenemos que aprender y sentarnos a sus pies, como hiciera María, la hermana de Lázaro y estar atentos a cada una de sus palabras.
Pero hay una frase en 2ª Cor. 5:16 que nos introduce a una nueva visión y a un nuevo conocimiento de Cristo y a una nueva relación con Él. La frase, dice así:
“De aquí en adelante, a nadie conocemos según la carne; y aún si a Cristo conocimos según la carne, ahora ya no le conocemos así”.
Ese Cristo, ese Jesús de Nazaret, es y seguirá siendo nuestro Maestro, para aprender de Él, los caminos de la vida; pero un tal Cristo no puede ser nuestro salvador.
Para que Cristo pudiera ser nuestro salvador era preciso que él fuera muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Ese es el Cristo que nosotros hemos de adorar y alabar para siempre.
No queremos adorar a un Cristo muerto, vencido y derrotado, cargado con todo el pecado de los hombres y abandonado de Dios.
Queremos adorar a un Cristo victorioso sobre el pecado y sobre la muerte, capaz de justificarnos ante Dios; un Cristo vivo y que vive para siempre para interceder por nosotros. Solo a El hay que tributarle la gloria y la honra que corresponde a su victoria.
Un crucifijo con la imagen de un Cristo muerto, solo nos habla de su derrota por el pecado. ¿Qué podemos contemplar en esa imagen, sino todo lo negativo del pecado y nuestra propia condenación que recayó sobre El?
Nosotros no queremos esa imagen, sino contemplarle en su triunfo glorioso y sentirnos victoriosos en su victoria.
Así si le alabaremos y le adoraremos con toda la gratitud en nuestro corazón. 
 
 
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