El derecho de participación en el pan y la copa - Iglesia Eben-Ezer

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El derecho de participación en el pan y la copa

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EL DERECHO DE PARTICIPACIÓN EN EL PAN Y EN LA COPA

Imagináos que nos encontramos en el acto del partimiento del pan. Ese acto al que muchos hermanos llaman -incorrectamente- "CULTO DE COMUNIÓN".
Los hermanos anuncian himnos de alabanza que cantamos todos; otros se levantan para hablarnos de la muerte del Salvador y sus gloriosos efectos en cuanto a nuestra redención, subrayando las palabras de Jesús: "EL QUE COME MI CARNE Y BEBE MI SANGRE TIENE VIDA ETERNA". (Jn. 6:54)
De pronto, como un intruso, alguien se pone en pié, y en voz alta, con lágrimas en los ojos, pide a Dios el perdón de los pecados.El anciano que preside, exclama:
"¡Bendito sea Dios! Hoy hay gozo en los cielos por un pecador arrepentido. Hoy el Señor ha sellado a otro de los elegidos, con el Espíritu Santo de la promesa. Hoy Cristo ha hecho participe de su cuerpo y de su sangre a nuestro hermano".
"Eso es exactamente lo que vamos a simbolizar en esta mañana. ¿Que el Señor nos ha hecho participes de su cuerpo y de su sangre!".
"¿Quiénes deben pues participar de este pan y de esta copa?"
"Todos aquellos a quienes el Señor haya hecho participes. Todos aquellos que tengan vida eterna. Ningún otro requisito es necesario".
"Pero hermanos; aquellos de vosotros que habéis creído en Cristo como vuestro salvador, y que por ese solo hecho habéis sido hechos participes de su cuerpo y de su sangre, ¡participad con toda confianza y gozo! Si alguno en esta condiciones, no participa, estará negando públicamente su participación con Cristo".
Al terminar estas palabras, el anciano que preside da gracias por el pan, lo parte y lo va pasando de mano en mano por la congregación. El recién convertido ve como le es ofrecido y toma del pan y come. A su lado, un hermano "de toda la vida" abre los ojos desmesuradamente y piensa: "¡Si no está bautizado!" El fenómeno se repite al pasar la copa.
Finalizado el acto, el escandalizado hermano se dirige al anciano que ha presidido y le dice: "¡Oiga hermano! ¿ No sabe usted que ese hermano no está bautizado todavía?"
El anciano que ya esperaba alguna reacción de este tipo, le responde de esta manera:
-"Mire hermano. Este hermano ha sido bautizado hoy mismo en la muerte de Cristo. Hoy mismo ha sido también bautizado en el Espíritu Santo. Hoy mismo fue hecho participe de su cuerpo y de su sangre, y tiene derecho a proclamarlo por medio de la participación de los símbolos."
"El partimiento del pan es precisamente la proclamación de la muerte de Cristo, la proclamación de nuestra identificación con El por medio de su muerte. Y eso, que por la gracia de Dios, es en mi una realidad, lo es también desde hoy en nuestro nuevo hermano. Y el derecho que yo tengo a proclamarlo, también le asiste a el."
Yo no se lo que el hermano ofendido diría al anciano. Todo dependería de su capacidad y humildad para recibir y asimilar las palabras del anciano.
Pero imaginemos, hermano, que fueras tú el hermano ofendido y que esas palabras te fueran dirigidas a ti. ¿Cómo reaccionarías?
Cuando una persona cree en Cristo como su Salvador personal, suceden en su alma, en su persona, una serie de verdades espirituales claramente expresadas en las Sagradas Escrituras. En ese momento el nuevo creyente,...
- Es bautizado en la muerte de Cristo (Ro. 6:13)- Es sellado con el Espíritu Santo. (Ef. 1:13)- Es hecho participante del cuerpo de Cristo (1ª Co. 12:13)- Es hecho participante de la sangre de Cristo (Jn. 6:54,56)- Es nacido de nuevo por operación del Espíritu Santo (Jn.1:12,13; 1ª Jn. 5:1; Jn. 3:8)
Y todo esto además de otras muchas verdades que la palabra enseña como realizables en este importante momento.
"VOSOTROS SOIS EL CUERPO DE CRISTO". (1ª Co. 12:27)Quiero que fijemos la atención especialmente en el hecho de que cuando una persona cree, es hecho participante del cuerpo de Cristo. Pero lo es a todos los niveles. La conversión a Cristo y la participación en el cuerpo de Cristo no están separadas por el tiempo. Comienza la segunda cuando se verifica la primera. No hay tiempo de espera en el propósito de Dios para este asunto.El recién convertido, desde el mismo momento de la conversión, forma parte de la Iglesia de Cristo; además es miembro de ella "en pleno derecho". Cristo no estableció etapas para la integración en su Iglesia.En nuestras asambleas acostumbramos a llamar MIEMBROS, a los que han sido bautizados en agua, lo cual es una discriminación frente a los que habiendo manifestado creer en Cristo -y que por este hecho ya son miembros del cuerpo de Cristo- no han podido ser bautizados en agua todavía, quizás porque los bautismos se hacen "en el verano" o porque el consejo de ancianos ha acordado que aquel hermano debía esperar. (?)Lo que quiero decir es que con frecuencia el consejo de ancianos no recibe como miembros de la iglesia, a personas que Cristo ya recibió.Pero Cristo los recibió antes de que hayan sido bautizados en agua. Nosotros sin embargo no les recibimos hasta que han cumplido con este requisito. Consciente o inconscientemente, con frecuencia le enmendamos la plana al mismo Jesús. "¡Somos más cristianos que Cristo!" Sucede también con respecto a la cena del Señor.Es norma en nuestras asambleas no recibir a la mesa del Señor, a aquellos que habiendo manifestado haber recibido al Señor, no han sido bautizados en agua. Es decir, habiendo sido bautizados en la muerte de Cristo, no han sido bautizados en agua; o también, habiendo sido bautizados en el Espíritu Santo, no han sido bautizados en agua. Pero el Señor ya les ha dado participación en su cuerpo. "¡LES HA HECHO PARTICIPES!"Si tenemos en cuenta que el acto del partimiento del pan, no es más que la proclamación de esa participación en la muerte de Cristo "que ya tuvo lugar", comprenderemos nuestro error al negar a un recién convertido la participación en el pan y en la copa.Ambos problemas -el bautismo en agua y la participación de los símbolos son idénticos. Surgen por apropiación indebida de funciones en la iglesia local, por parte del consejo de ancianos.No es el pastor o pastores quienes deciden el que ha de ser bautizado en agua; es el Espíritu de Dios quien lo decide, moviendo la voluntad del que ya ha sido bautizado en la muerte de Cristo y en el Espíritu Santo. Los pastores no deben impedirlo. ¡NADIE PUEDE IMPEDIRLO! (Hch. 10:47)
Los enviados, lo son a predicar el Evangelio y a bautizar, no a elegir ni a seleccionar quien "debe ser" o quien "no debe ser".
la iglesia de Jesucristo, ya está bautizado en la muerte de Cristo (único bautismo eficaz), ya Cristo le hizo participe de su cuerpo y de su sangre, ya tiene la vida de Cristo. ¿Quién eres tu hermano para no permitirle expresarlo mediante la participación de los símbolos?Esas son atribuciones que no han sido delegadas por Cristo. Son atribuciones de El, ¡absolutamente intransferibles!Es verdad que es la buena voluntad de muchos líderes, lo que les lleva a desear una iglesias locales, libres de cristianos nominales, libres de cristianos débiles, libres de aquellos a quienes habrá que reprender con frecuencia. Líderes que aspiran a formar una iglesia con personas honradas, donde no tengan cabida aquellos que darán "dolores de cabeza" al consejo de ancianos.Todo eso es muy bonito y quizás el deseo está lleno de buenas intenciones, pero ¡ESA NO ES LA IGLESIA DE JESUCRISTO! ni se parecería en nada una iglesia así, a la iglesia atiborrada de problemas que nos muestra el Nuevo Testamento. Por ese camino llegaríamos fácilmente a la formación de iglesias locales que no serían otra cosa que sociedades de señoritos, de cristianos cómodos que no quieren problemas. Personas que quieren ser respetables, que son capaces de dar gracias a Dios "porque no son como los demás hombres" ya que son fieles a los principios de la moralidad y de la honradez.
Si los miras de cerca puede que descubras que debajo de ese manto farisaico se encuentra una inmensa falta de amor, o un cristiano incapacitado para sentir compasión del alma necesitada o de amar a un desgraciado.
¡Hermosos pietistas, pero pésimos novotestamenterios!.
El recién convertido tiene desde ese momento, derecho a participar de la mesa del Señor, y tu, "anciano", "pastor" u "obispo" -o como quieras que te llamen en tu congregación- no tienes derecho a negarle el pan y la copa. Si no quieres bautizarle en agua cuando cree, eso es "cosa tuya" no del Señor; pero el tiene derecho a participar de los símbolos y tú no tienes autoridad para negárselos. Si lo haces, Dios te pedirá cuentas porque estás resistiendo a Dios. El ya es creyente, ya es miembro de la iglesia de Jesucristo, ya está bautizado en la muerte de Cristo (único bautismo eficaz), ya Cristo le hizo participe de su cuerpo y de su sangre, ya tiene la vida de Cristo. ¿Quién eres tú hermano para no permitirle expresarlo mediante la participación de los símbolos?
Esas son atribuciones que no han sido delegadas por Cristo. Son atribuciones de El, ¡absolutamente intransferibles!"El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna".Por estas palabras, Jesús indica que para tener vida eterna, hay que comer su carne y beber su sangre. O dicho de otra manera: "Todo aquel que tiene vida eterna es porque ha comido de su carne y ha bebido de su sangre"Pero es Jesús quien da su carne y su sangre (Jn. 10:17-18 pues es el quien la vida eterna a cada uno. (Jn. 10:28) Y Cristo da la vida eterna, no a quien es bautizado en agua, sino a quien es bautizado en el Espíritu Santo; a quien cree en su nombre. (Jn. 1:12)Por tanto a todo aquel que el Señor ha redimido, Cristo le ha dado del "pan" y de la "copa" (del PAN VERDADERO y de la COPA VERDADERA); o sea que el nuevo convertido ha aceptado y participado "del cuerpo y de la sangre del Señor". (Jn. 10:55-56)
Pues bien, a este creyente, los ancianos de la iglesia local le dicen que no va a ser bautizado hasta pasado algún tiempo, y en consecuencia (de acuerdo con la costumbre de la iglesia), no le reciben a la mesa del Señor "Hasta" que sea bautizado, y al nuevo convertido, a quien Cristo HA HECHO partícipe de su cuerpo y de su sangre, los ancianos de la iglesia le niegan el pan y la copa en la reunión del partimiento del pan.
Como quiera que la participación de los símbolos supone la "PROCLAMACIÓN DE LA PARTICIPACIÓN EN LA MUERTE DE CRISTO" (1ª Co. 10:21; 11:25-26; Heb. 3:4; Rom. 6:4), el nuevo creyente al verse obligado a no participar, está proclamando que el NO ES PARTICIPANTE de su cuerpo y de su sangre; lo cual es evidentemente falso.Los ancianos de las iglesias reconocen que no son ellos los administradores del pan y de la copa, sino que cada discípulo lo recibe de manos del Señor.
El apóstol Pablo en 1ª Co. 10:28, establece que la facultad de participar o no de los símbolos, es una decisión que ha de hacer cada creyente.¿Por qué pues los ancianos se toman la libertad de negar un pan y una copa que ellos no están autorizados a administrar? ¿Por qué un creyente, esté o no bautizado - y si lo está es en contra de su voluntad - no puede proclamar que el Señor la ha hecho participante de su cuerpo y de su sangre desde el momento en que ha creído?
Todo recién convertido tiene el derecho y el deber de proclamar su identificación con Cristo en su muerte y nadie tiene derecho a privárselo (Mar. 9:38-39; Hch. 4:20), pues dicha misión la ha recibido del Señor.La participación, del pan y de la copa es una forma más de dicha proclamación. Prohibir ese derecho por parte de los ancianos de una iglesia, es inmiscuirse en una función ajena (Pues dicha función es del Señor), y apropiarse de atribuciones que nadie le ha encomendado. De tal actitud habrán de dar cuenta delante de Cristo.Hermano, medite estas cosas, ocúpese en ellas que el Señor no le colocó como pastor o anciano en la iglesia, para decir un sermón de cuando en cuando, o llevar la contabilidad, o hacer cada semana una amistosa visita donde le invitarán a tomar café. Le puso allí para pastorear a la grey, para facilitarle "buenos pastos" y no pastos contaminados por la costumbre o tradición; para darles "la verdad" de la PalabraPero para esto es imprescindible que la palabra esté en su mente, en su corazón cada hora del día.Si usted es ANCIANO o PASTOR de una iglesia, no basta que lea "la porción diaria"; es preciso que la palabra le absorba todo el tiempo, en lectura, meditación y expresión. Sólo así a lo largo de los años, podrá llegar a desempeñar la función de anciano o pastor con la eficiencia que su maestro desea y espera de usted.Que el Señor le bendiga para no dejarse llevar de los nervios y se pare a comprobar por medio de las Escrituras si estas cosas son realmente así. (Hch.17:11)
Estoy convencido que todo redundará en una hermosa bendición para usted al penetrar más profundamente en el conocimiento de lo que es la voluntad de Dios para su pueblo.

En el amor de Cristo.

F.F.D.
 
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